Pusiste tus labios sobre los míos inesperadamente, con tu mano en mi mejilla me acercas con determinación y elegancia a la vez. Percibo cómo la ansiedad provocada por nuestras ganas contenidas nos domina; es imposible escapar, pero tampoco quiero hacerlo. Eres mi imán. De repente, el sutil roce de tu lengua se convierte en una caricia culpable que acalora mi mente. Ese beso robado es el ladrón furtivo de mi deber ser, mientras siento tu otra mano deslizándose desde mi espalda hasta mi cadera. Me sostienes firmemente, mi piel baila al compás de tu profunda respiración, que se confunde con la mía, y mis pensamientos explotan en un deseo intenso de fusionar mi anatomía con la tuya, para percibir hasta el más mínimo detalle de tu olor. No me sueltes, dejemos que nuestra sangre siga calentándose hasta llegar al punto de ebullición y decidamos juntos que todo está permitido entre nosotros. espalda hasta mi cadera, me sostiene firmemente, mi piel baila al compás de tu profunda respiración que se confunde con la mía, mis pensamientos explotan.

No me sueltes, deseo adherirme a ti, deseo percibir hasta el más mínimo detalle de tu olor. Deja que nuestra sangre se caliente hasta su punto de ebullición, decidamos que todo está permitido entre los dos. Tu beso robado, fue el ladrón furtivo de mi deber ser.